Cada vez que veo estas tres palabras no puedo evitar leerlas con la misma entonación que mi querida Janice, a la que ya nombré en mi post El Universo Conspira a tu Favor.
O sea, despacito y marcando bien cada palabra:
OH - MY - GOD
(ou - mai - god)
Y es que Friends fue una serie que marcó una etapa de mi vida y los momentos Janice junto al momento Ross: "¡Nos estábamos tomando un descanso!" son memorables.
¿Quién no ha querido vivir en un apartamento como el de Rachel y Monica? ¿Quién no se ha planteado cómo sería compartir piso con un pato, un pollo, un futbolín y sobre todo un Joey? Paciencia del santo Job la de Chandler... 😱
¿O a quién no le han dado ganas de tirarle tomates (cual tomatina de Buñol) a Phoebe cada vez que se arrancaba a cantar "Smelly cat"?
¿O a quién no le han dado ganas de tirarle tomates (cual tomatina de Buñol) a Phoebe cada vez que se arrancaba a cantar "Smelly cat"?
Reconócelo, Friends es una de esas series que te encuentras haciendo zapping y te quedas a ver por enésima vez. Aunque te sepas los diálogos de memoria. Y te vuelves a reír, es inevitable.