sábado, 29 de septiembre de 2018

Las casualidades no existen

Hoy he ido a ponerme guapa. Que tú dirás: ¿Más todavía? 😂

Pues sí, que a veces la chapa y pintura arreglan un poquico  el panorama pero bajo esa capa de irrealidad sigue estando esta piel cetrina y apagada que traigo de serie.

¿Serán los años? Porque yo me siento como una veinteañera pero las arruguitas y las patas de gallo no engañan. Y los codos, que el otro día me enteré que también marcaban la edad. 

Que digo yo que eso debe ser como los anillos del tronco de un árbol ¿no?. Cuántos más surcos arrugados más edad ¿o qué?. Si hay alguien experto en codos en la sala que nos ilumine 🤔

El caso es que Lorena, mi compi de talleres varios me invitó a una sesión de belleza gratuita y como buena española que soy, allá que he ido. Que nos gustan que nos den cosas gratis ¿eh?

En Zaragoza el 29 de enero se celebra el día de nuestro patrón San Valero, "rosconero y ventolero" como bien dice el refranero popular.

Para celebrarlo como Dios manda, en la Plaza del Pilar elaboran macro roscones que reparten de manera totally free entre los conciudadanos. 

Bueno pues ese día allí se monta más fila que el primer día de rebajas en un centro comercial.

Hordas de gente que parece que no ha comido en una semana y de personas mayores que ese día sustituyen las obras públicas por un "piacico" de roscón con sorpresa.



Como diría cierto personaje de cuyo nombre no quiero acordarme, "asín" somos.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Nunca llueve a gusto de todos

Qué maravilla el buen tiempo...Rezando estoy para que se alargue todo lo posible antes de entrar en la época de hibernación.

El invierno estará muy bien para los calurosos y yo lo entiendo, pero creo que a estas alturas ya tendrás claro lo friolera que soy. 

Así que a mí no me sirve el argumento tan manido de:


"En invierno te abrigas y ya está, pero en verano no te puedes arrancar la piel"

La última vez utilizó este razonamiento mi amigo Mattia en connivencia con mi marido ("connivencia", otra palabra para la lista de vocablos ilustres), los dos a una...ya sabes, se van retroalimentando, Dios los cría y ellos se juntan.

Vale, te abrigas. Te pones 3 mangas largas, el abrigo, la bufanda, el gorro y los guantes. ¿Y si te digo que yo sigo teniendo frío aun pareciendo el muñeco de Michelin? ¿Eh? ¿Entonces qué hacemos?

Lo has adivinado, poner la calefacción a 30º cuando estás a resguardo...y ni por esas. Que no, que no, que las que tenemos el termostato averiado no tenemos suficiente con nada.

A continuación una imagen de lo que podría ser yo perfectamente si no conservara algo de decoro y sentido del ridículo:


sábado, 1 de septiembre de 2018

¡Tierra, trágame!

Seguro que a lo largo de tu vida has tenido más de una situación de ¡tierra, trágame!. Pues yo también, como todo bicho viviente vaya.

Concretamente a mí me pasó con una frase que había criticado más de una vez y que en la vida habría imaginado que yo pudiera pronunciar.

Me encontré con un amigo que iba con su mujer y su niña en una tienda de muebles de esas que te dan la bienvenida a la república independiente de su casa...(efectivamente, IKEA 😜). 

Nos pusimos a conversar y en un momento determinado mi cabeza debió hacer cortocircuito y de repente me vi a mi misma desde fuera, como si mi boca fuera por su cuenta y mi mente no pudiera controlarla, diciendo aquello de:

"¿Estás embarazada otra vez?"

Sí lo has adivinado. La respuesta fue NO. Noté como un calor abrasador subía por mi cuerpo hasta los pelos de la cabeza y en ese momento no sabía donde meterme. Amigas mías han sufrido en propias carnes ese comentario tan inapropiado y siempre he defendido que a mi jamás me pasaría eso porque ante la duda me callo.



Una de esas amigas lo ha vivido varias veces de hecho y su contestación suele ser: 


"No, no estoy embarazada, solo estoy gorda"

En mi caso la mujer de mi amigo se limito a reír al ver mi apuro, mi cara como un tomate y mis disculpas sin fin. Pero el mal rato no me lo quitó nadie.