Lo que resistes, persiste

Como cada año decidimos pasar la Nochevieja fuera de casa y esta vez el destino elegido fue Carcassone, ciudad medieval de la vecina Francia.

   ------------------------------------   ABRO INCISO   ----------------------------------

Aquí debo hacer un matiz porque a mi compi Fran esto de que yo la llamara "ciudad medieval" le tocó la vena sensible  y sacando el historiador que lleva dentro me explicó generosamente que hombre, medieval, medieval....aquello no era. 

Que si la restauración era de principios del siglo XX, que si se basaba más en el romanticismo que en conocimientos de la Edad Media, que si es una ciudad un poquito playmobil...

Y yo me imagino algo así 😂:

Que no es que me lo crea eh, líbreme Dios de no fiarme de los que saben de verdad.

Pero es que a mí me pones delante una ciudad con castillo y murallas y medieval es, te pongas como te pongas. Y si lo dice la wikipedia ya ni te digo, ¡eso va a misa!.

   ---------------------------------   CIERRO INCISO   ---------------------------------

He de reconocer que entre mis muchas habilidades (algunas de ellas inexploradas, a saber para cuantas cosicas soy buena y aún no lo he descubierto, ojo cuidao), está la de conseguir chollos a la hora de organizar un viaje.

Por supuesto eso conlleva un arduo trabajo de campo previo, que las buenas ofertas no caen del cielo así, halaaa, como si llovieran "cats and dogs" que dicen los ingleses. O a cascoporro, como diríamos en mi tierra.

Pero la recompensa merece la pena porque siempre acabo encontrando algo con una relación calidad-precio estupendísima.

Esta vez el chollo incluía un hotel de 5 estrellas y como ese nivel no es lo habitual en nuestra vida, llegar y encontrar una pedazo de habitación con su pedazo de baño, su pedazo de terraza, sus pedazo de vistas y sus dos albornoces de cortesía nos hacía estar tan emocionados como Paco Martinez Soria descubriendo la ciudad.

Y sobretodo los extras que incluían una hora de spa gratis para una persona, y que por supuesto podrás adivinar quién se la agenció.

Que me gusta a mí un spa...creo que alguna vez ya lo había comentado ¿no?. De hecho lo hice recientemente en mi post Y si te atreves, así que no quiero ser redundante con el tema, pero es que yo veo la palabra spa en una oferta y ahí que me lanzo.

Lo mismo me pasa cuando en un menú veo "queso de cabra" o "carpaccio", se me nubla la vista y ya no alcanzo a leer nada más. Todos tenemos nuestros puntos débiles oye.

El caso es que como no hay mejor manera de despedir el año que relajándose y tomando fuerzas para empezar el nuevo con energía, aproveché mi hora de spa unas horas antes de las campanadas.

De la sauna, y a punto de sufrir un jamacuco por bajada de tensión (no tengo límite en cuanto a calor se refiere, what can I say), pasé al baño turco y de ahí al jacuzzi.

Dentro se encontraba una muchacha que parecía sumida en estado de meditación. Qué mona era la jodía, toda ella maquillada y con el pelo recogido estratégicamente de tal manera que los rizos sueltos apenas rozaban el agua. 

Vamos, lo que viene siendo pichi total hasta para estar en una piscina. No me preguntes cómo pero el caso es que conseguía mantenerse intacta y seca de cuello para arriba. 

Mientras tanto yo ya iba toda despeluchada y despeinada (haciendo honor a mi blog) tras haber metido el cuerpo entero bajo la ducha, como te indicaban  que debías hacer antes. Porque claro, a mí no se me ocurrió que quizás no hacía falta mojarse el pelo. ¡Maldita sea! 😠

Aunque si yo hubiera intentado lo mismo que ella seguramente habría resultado así de elegante:

En un momento determinado la actividad del jacuzzi se detuvo y entonces ella despertó de su trance para apretar un botoncico que por lo visto era el que fabricaba las burbujas y los chorros.

Eso sí, no sin antes pedirme permiso educadamente preguntándome: 

"It's ok?"

"Yes, yes" dije yo con mi mejor sonrisa

"¿A qué hemos venido si no aquí hombre? ¡Dale caña y que siga la fiesta!"

Esto último solo lo pensé, porque a ver cómo se lo hacía entender en inglés pero mi cara, que es muy expresiva ella, lo decía todo.

Así que ahí compartimos un rato alegremente las dos, cada una en su mundo excepto cuando nuestros piececitos se tocaban accidentalmente al dejarnos llevar por la ingravidez. 

Después de ese rato de relax ya estaba lista y preparada para enfrentarme a la fría noche francesa. Porque amigo, si eres de Zaragoza y conoces bien el cierzo te digo una cosa: peccata minuta al lado de ese viento helador de Carcassone.

Con decirte que el trayecto del hotel al restaurante donde cenábamos era escasamente de seis minutos y nosotros lo hicimos en dos... porque metimos la sexta que ni Fernando Alonso.

Luchando contra el viento y retando a la muerte, con un biruji de padre y muy señor mío, que se colaba por todas las rendijas de mi cuerpo. Y mi outfit, como debe ser en una noche tan especial, se componía de vestido y medias por supuesto...no te digo más.

Pero lo importante de verdad fue que sobrevivimos a pesar de las condiciones adversas (no, no soy una exagerá, que sé que lo estás pensando).

Y es que la vida no siempre sopla a nuestro favor, ni es de color de rosa, ni brilla siempre el arcoiris, ni está llena de unicornios como le gustaría a la querida Vecina Rubia.

A veces es dura, a veces nos da donde más duele, y a veces no es justa.

Parafraseando a Joan Garriga:

"La vida no nos deja en paz"

Pero no lo hace con mala intención, solo quiere que aprendamos, que nos paremos a reflexionar sobre cada cosa que nos pasa, que entendamos que todo tiene un para qué.

Y normalmente nos empeñamos en luchar en vez de fluir, en negar emociones, sentimientos y ese lado nuestro que no nos gusta, en vez de aceptarlo e integrarlo.

Y ya se sabe:

Así que acepta lo que viene, obsérvalo, reflexiona, aprende y suelta. Y sigue adelante, aprendiendo, creciendo y transformándote.

Porque de eso se trata la vida ¿no te parece? 😉

¡Feliz comienzo de año despeinad@!

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